ACLARACIONES SOBRE LA MUERTE
MUERTE CEREBRAL, DESENCARNACION DEL INDIVIDUO, UNION DEL 10% CON SU 90%
Por
ARIEL C.
NOTA
INTRODUCTORIA
Si
bien el Grupo Elron desde sus inicios se ha encargado de explicar que
es la muerte (la vuelta a nuestro verdadero “hogar”, el mundo
espiritual) y sacarle ese velo tan oscuro que la cubría, aún quedan
unos cuantos interrogantes por dilucidar y para los cuales la ciencia
oficial no solo no tiene la respuesta, sino que cuando se trata de
cuestiones espirituales tiene la cretina actitud de mirar para otro
lado.
El
presente trabajo lo he hecho recopilando material del Grupo Elron,
cuando se trata de las cuestiones espirituales; y los que figuran en
los libros de medicina con los cuales he estudiado en mi querida alta
casa de estudios, sobre la parte biológica. De esta forma podemos
ver como la ciencia y la “fe” (los temas espirituales) pueden
complementarse perfectamente, salvo, claro está, para las mentes
afiebradas como las de los fanáticos religiosos que creen que la
ciencia es poco menos que una invención del diablo. Como veremos a
continuación, nada más alejado de la realidad…
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INTRODUCCIÓN,
UN POCO DE HISTORIA
La
muerte, evento que marca el fin de la vida biológica de los seres
humanos, ha sido tema de numerosos debates desde los comienzos de la
humanidad. El reconocimiento y la forma en que la muerte debía ser
certificada ha sido un tema de preocupación desde el principio del
hombre.
La
escasa certeza en cuanto a otros signos concretos para certificar la
muerte dio a la putrefacción del cadáver el signo principal de que
el evento se había producido. También es conocido el método de
acercar un espejo al rostro del difunto, para ver si se producía la
opacidad del cristal que demostraba que la persona aún respiraba.
Con
el avance de la tecnología en el correr de los años se llega a la
invención del estetoscopio en 1814, que permite la certificación de
la muerte al poder auscultar (escuchar) el corazón y definir el cese
de la actividad cardíaca.
Sin
embargo por estas épocas, a pesar del gran avance de la medicina en
áreas como la anatomía, era poco lo que la ciencia podía aportar
sobre el área de la fisiología humana. Los mitos y leyendas seguían
transcurriendo con una gran fuerza sobre la tierra.
Ya
sobre el siglo XX, los avances tecnológicos incluían ahora formas
de diagnóstico más precisas, a través de innumerables pruebas,
para demostrar el cese de las actividades respiratorias y
circulatorias.
Los
principales cambios en la materia ocurren en la segunda mitad del
siglo XX, gracias a los agigantados avances científicos y la
invención de nuevas técnicas de terapia intensiva y respiradores
artificiales, permitiendo suplir durante cierto tiempo las funciones
que la persona por sí misma ya no controla.
Por
el año 1960 empiezan los avances principales a nivel neurológico.
Se diferencias los estados de coma de los estados considerados, por
esas épocas, “más allá” de lo hasta entonces conocido y
entendido, pacientes con ausencia de actividad electroencefálica y
del sistema nervioso.
En
1968 un comité de la Universidad de Harvard (EE.UU.) elabora una
definición de muerte, que dice: “Pacientes
con irreversibilidad de daño cerebral, mantenidos en asistencia
respiratoria mecánica y con soporte circulatorio, en los cuales el
paro cardíaco se produce ineludiblemente en horas o días”.
La
finalidad de dicho documento era el intento de establecer una
definición de muerte que una vez diagnosticada permitiera el retiro
de las medidas de soporte vital y diera pie asimismo a la posibilidad
de la ablación de órganos.
El
año 1981 marca un hito importante en la temática ya que se conforma
en Estados Unidos la “Comisión
Presidencial para el estudio de los Problemas Éticos en
Medicina y en la investigación Biomédica y del
Comportamiento”, cuyo
objeto consiste en la elaboración de un estatuto conocido como UDDA
(Determinación Uniforme de los Actos de Muerte), en la cual se
definen los criterios que se deben cumplimentar para la certificación
de la muerte. Estableciendo que: “un
individuo que se encuentra tanto con (a) cese irreversible de las
funciones cardiocirculatorias ó (b) cese irreversible de todas las
funciones del encéfalo completo, incluyendo las funciones del tronco
cerebral; ese individuo está muerto”.
Se
describe y se acuerda entonces que la determinación de la muerte
puede realizarse a través del criterio cardiorespiratorio o del
criterio neurológico.
Pero
en realidad para un verdadero diagnostico de muerte, desde las
consideraciones biológicas, en realidad debe centrarse en la
estructura más vital de nuestro organismo que es el encéfalo, ya
que en ella están localizados todos los centros que regulan la
integridad del organismo.
Si
se considera solo el criterio cardiorespiratorio, cuando el paro
cardiaco se produce en forma definitiva e irreversible, a los pocos
minutos, y por falta de llegada de oxigeno, se producirá la muerte
de todas las estructuras que conforman el encéfalo (hemisferios
cerebrales, cerebelo y tronco encefálico, incluyendo mesencéfalo,
protuberancia y bulbo raquídeo).
Todo
esto conlleva al paro respiratorio ya que el centro que comanda esta
función está situado en el bulbo. Es de imaginar que la situación
siguiente será inevitablemente la muerte del organismo. Aunque se
pueda reinstalar el latido cardíaco, si
el cerebro ha dejado de funcionar, no podrá reinstalarse la vida.
La
llamada “muerte cerebral” es, hoy en día, considerada el
requisito principal, sino único, para determinar que una persona
está muerta.
La
misma puede producirse por cualquier tipo de lesión, ya sea por una
hemorragia, un infarto cerebral, traumatismo de cráneo, heridas de
bala, etc., que conlleva a una lesión suficiente de todas las
estructuras del cerebro.
Esta
lesión que determina en forma definitiva la pérdida de las
funciones encefálicas, conlleva entonces al paro cardiorespiratorio,
función que puede ser suplida durante un periodo determinado gracias
a las máquinas artificiales de la actualidad que mantienen la
respiración y el latido cardíaco, junto con drogas estimulantes.
Aún
así, debido a la pérdida del control nervioso, se van perdiendo los
mecanismos de regulación del cuerpo, como ser la temperatura, la
presión arterial, etc., con la consiguiente hipotermia e
hipotensión, que causan enfriamiento y alteración de la llegada de
oxígeno a los tejidos, respectivamente.
¿QUÉ
HA GENERADO CONFUSIÓN?
Es
de suma importancia saber diferenciar las distintas lesiones
neurológicas que generan confusión a nivel de la población
general.
En
la muerte encefálica hay ausencia de todos los reflejos y mecanismos
de control tanto de la temperatura como de la respiración y
circulación. En el caso de las lesiones que provocan destrucción
de sólo una
parte del cerebro, se produce lo que se ha denominado “estado
vegetativo”. En dichas situaciones el tronco encefálico se
encuentra preservado, conservando no solo todos los reflejos sino
también aquellas funciones que el cuerpo realiza en forma
automática: la respiración, el latido cardiaco, etc. Por lo tanto,
un paciente en estas condiciones, más allá de su futuro, está
vivo.
Las
lesiones causadas por un balazo que atraviese el cráneo, o una
hemorragia cerebral que destruya una zona determinada, pueden dejar a
la persona en una silla de ruedas o en una cama, inconsciente, por el
resto de su vida. Aún así, eso no significa que el individuo haya
muerto, se sigue registrando actividad eléctrica en las neuronas y
la preservación de algunas de las funciones automáticas básicas.
EL
DIAGNÓSTICO DE MUERTE HOY EN DÍA. DIAGNÓSTICO NEUROLÓGICO
A
la fecha se define a la muerte como: “el
cese irreversible de todas las funciones encefálicas, con ausencia
de reflejos del tronco cerebral y abolición de la actividad
eléctrica neuronal manifestada en el ectroencefalograma”.
LA
MUERTE O DESENCARNACION
El
Ser (es decir, el espíritu o entidad espiritual, lo que en
realidad somos) encarna solamente en un 10% de espíritu (denominado
indistintamente Yo Inferior, Yo Terrenal o Yo Personal), quedando el
90% (denominado, según cada Filosofía, Yo Superior, Thetán o Alma)
en su propio plano de origen cumpliendo sus actividades normales, y
aprendiendo de su parte física, que posee libre albedrío para
actuar. Encarnar es como si pasáramos una varilla por el ojo de una
cerradura, quedando 10% de ella de un lado y el 90 % del otro.
La
muerte no es más que la integración –otra vez– de ambas partes,
separadas mientras dura la encarnación. El ser espiritual,
reintegrado después de la desencarnación, asciende o desciende de
nivel (o queda en el mismo lugar) de acuerdo a sus méritos.
Es
común hablar del “proceso” de morir o del “proceso” de
desencarnar, pero en realidad no existe ningún proceso porque el
retiro del organismo físico del 10% de espíritu es automático y
sucede inmediatamente de producirse la muerte cerebral.
Sin
embargo, hay una diferencia en cuanto a la adaptación –no se puede
hablar de adaptación a un nuevo estado sino en realidad de una
adaptación al estado anterior– si el espíritu es del Error, es
decir, de los planos 2 y 3. En razón de que estos espíritus se
rebelan ante su muerte a causa de su tremendo apego al plano físico.
LA
DONACION DE ORGANOS
Los
cuestionamientos respecto a la donación de órganos están
fundamentalmente relacionados con la creencia errónea de que somos
el cuerpo o de que éste es algo “sagrado”. El judaísmo, por
ejemplo, prohíbe la donación a un “banco de órganos”, donde no
hay un receptor específico e inmediato. Más aún, está también
prohibido donar órganos para la realización de investigaciones
médicas o para su utilización por estudiantes que necesitan
desmontarlos en la Facultad de Medicina.
Como
decía Teilhard de Chardin, “no
somos seres humanos teniendo una experiencia espiritual, somos seres
espirituales teniendo una experiencia humana”. El
organismo físico no es más que un instrumento, un vehículo, un
robot, si se quiere, que nos permite, como espíritus, actuar en el
plano físico. Una vez que ha servido a nuestros fines, desencarnamos
y lo desechamos como lo haríamos con un trasto viejo.
Pero
no hay que olvidar que si alguien va a desencarnar estando aún su
organismo físico en buenas condiciones, éste puede servir para
reemplazar las piezas deterioradas de otro cuyo dueño tiene
posibilidades de seguir encarnado. La donación de órganos, por lo
tanto, siempre es un acto de amor.
Tampoco
la donación de órganos interfiere con el karma del paciente, porque
después del trasplante la persona tiene la posibilidad de ser útil
y revertirlo. Incluso siendo una persona negativa puede constituir,
aunque indirectamente, un factor para que los seres que lo rodean
aprendan a tener tolerancia y paciencia.
En
definitiva, en la cuestión de la donación de órganos hay que
fijarse en las cosas positivas, que son más que las negativas.
CONCLUSIONES
Como
los propios Maestros de Luz lo han definido, la donación de órganos
es un
acto de amor. Porque
después de todo, te pregunto a ti, lector, ¿pará qué quieres
seguir teniendo tus órganos el día que te mueras? ¿De qué te van
a servir “del otro lado”…?
Lo
ideal sería que cada uno de nosotros seamos donantes, estemos
registrados como tales en las jurisdicciones correspondientes.
Desgraciadamente mucha gente se niega no por negarse a prestar
servicio sino por la gran confusión que aletea sobre el tema.
Confusión que a veces los mismos responsables de las áreas de la
salud se encargan de agrandar más en lugar de despejarla. En mi
propia experiencia, he escuchado de boca de los que se niegan el
argumento de que tienen miedo, en el caso de que les suceda algo, de
que mientras estén todavía vivos los operen para sacarle los
órganos. Y sin dejar de lado a las mafias relacionadas con el tema…
Pero
esto no tiene por qué amedrentar contra tu decisión de querer (y de
tener el poder de) ayudar a un prójimo, porque si a la hora de
ayudar a alguien nos ponemos siempre a buscar cualquier excusa para
no hacerlo… Bueno… No me quiero imaginar cual será la suerte de
cada uno en el caso de que algún día nos llegue a suceder algo…
Con
respecto al diagnóstico de muerte, el Grupo Elron se ha encargado,
cuando no, de llegar un paso más lejos de lo que lo ha hecho la
llamada “ciencia oficial”, que como he mencionado al principio,
en muchos temas para los cuales no tiene la respuesta en lugar de
hacer lo que correspondería, investigar, tiene la infantil y cretina
actitud de mirar para otro lado como si eso no
existiera. Afortunadamente,
nosotros desde hace ya muchos años hemos podido cubrir TODOS los
agujeros en las grandes teorías del hombre, y esperamos, con muchas
ganas, poder seguir haciéndolo durante mucho tiempo más…